Fauna del Pleistoceno: Cuando Europa era África

mamiferos

Rinocerontes, elefantes, hipopótamos, leones, hienas, puercoespines, leones, monos…

No estamos viendo un documental del Ngorongoro o del Serengeti, sino enumerando algunos de los
mamíferos que poblaron Europa hasta hace unos pocos miles de años.

La fauna europea actual de grandes mamíferos es muy pobre con respecto a la de otros continentes, sobre todo África. Esto es debido en parte a las durísimas condiciones climáticas que atravesó nuestro continente (glaciaciones), pero también seguramente a la acción humana (en África, homínidos y grandes mamíferos evolucionaron durante un periodo de tiempo muy prolongado y pudieron llegar a un cierto equilibrio). La presión colonizadora de los hombres en Europa, unida al frío, que los hacía depender fundamentalmente de la
caza, precipitó la extinción de muchos grandes mamíferos en las últimas etapas de las glaciaciones, hasta hace 10.000 años y aún después.

A pesar de todas estas similitudes con la fauna africana, no debemos suponer que Europa fue una especie de “colonia natural” de África durante el Pleistoceno, el primer periodo del Cuaternario, que se inició hace 1.650.000 años y acabó con la última glaciación hace unos 10.000 años. La realidad fue bastante más compleja. Por ejemplo, los parientes de los rinocerontes y los elefantes tenían antes de este periodo una amplia distribución por los continentes del norte, muchas especies se habían generado en ellos y eran elementos típicos de las estepas centroeuropeas y asiáticas. Había rinocerontes lanudos de varios géneros y proboscídeos del género Mammuthus (los mamuts). En las zonas más meridionales de Europa, sus representantes no fueron tan grandes ni tan peludos como en el norte, y se parecerían mucho a las formas africanas.

Al inicio del Pleistoceno se produjo un gran recambio faunístico en Europa, quizá ligado en parte a la primera emigración del género Homo desde África. Los representantes de las familias de herbívoros medianos típicas de Europa, la de los ciervos y la de los toros salvajes, fueron sustituidos por especies nuevas procedentes de Asia. También llega un coyote asiático y desde África, hienas gigantes, tigres con dientes de sable, los antepasados del licaón (el perro salvaje manchado africano, el cazador social mejor organizado que existe en la actualidad), un équido similar a las cebras, un hipopótamo y un mono terrestre parecido al papión o al babuino.

Yacimientos de las primeras etapas del Pleistoceno en la parte suroccidental de Europa, como el de Venta Micena, en Orce (Granada, España), de hace 1.300.000 años, muestran un ecosistema muy similar al de las sabanas arbustivas húmedas africanas. Unos enormes tigres de dientes de sable estaban en la cúspide de la cadena alimentaria y depredaban sobre los ejemplares jóvenes de hipopótamos, elefantes (Mammuthus meridionalis) y rinocerontes de pradera. Los équidos similares a cebras, los grandes bóvidos de hábitos acuáticos, los ciervos gigantes y los rumiantes pequeños y medianos, similares a antílopes y gacelas, eran depredados por otros tigres de dientes de sable más pequeños y por los antepasados de los licaones.

¿Cómo conocemos tan detalladamente la composición faunística y las relaciones tróficas de esta extinta comunidad?

Gracias a las creadoras de los yacimientos de huesos, las hienas gigantes, que apenas eran cazadoras, a diferencia de las actuales, y se alimentaban casi exclusivamente de carroña de grandes vertebrados. También los homínidos, cuyos útiles líticos se han hallado en las cercanías, aprovecharán la carroña. Quizá esta asociación entre grandes depredadores, hiénidos y homínidos, similar a la que se originaría primero en las sabanas africanas, fue la que posibilitó la primera expansión del género Homo a Eurasia.

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Esta composición faunística permaneció relativamente estable en el área mediterránea hasta el Pleistoceno medio, hace unos 800.000 años, en que se extinguen la mayoría de estas especies y son sustituidas por otras procedentes de Oriente Medio y la parte occidental de Asia. Llegan los primeros caballos modernos, la hiena manchada actual, jabalíes y osos. Los tigres de dientes de sable son sustituidos por miembros del género Panthera (leones y leopardos), y los perros salvajes africanos y coyotes asiáticos por el lobo, los zorros y los cuones (o perros rojos asiáticos). El hombre de Atapuerca está evolucionando en la línea que lo llevará hasta el hombre de
Neandertal. El clima se va haciendo más variable y duro y los depósitos de huesos, que antes solían aparecer en los bordes de ríos y lagos, se concentran cada vez en más en cuevas, ligados a los refugios de las hienas y los hombres, y también a las fosas que actuaban como trampas naturales.

A partir de hace aproximadamente unos 120.000 años, el clima se hace todavía más frío y riguroso, y aunque la fauna no experimenta cambios en su composición, sus integrantes sufren transformaciones anatómicas y de comportamiento. Muchos animales, como la hiena manchada, se hacen más grandes y peludos para retener mejor el calor corporal. La hiena depende cada vez más de la carroña y el hombre se ve obligado a compartir con ella las cuevas, así como con osos y leones de las cavernas.

El frío hace que especies del norte, como los rinocerontes lanudos y los mamuts, se desplacen hacia el sur y lleguen hasta la península ibérica. Los cánidos son los depredadores mejor adaptados a estas condiciones adversas y son muy abundantes sus restos fósiles de esta época. La única novedad importante de este periodo es la llegada del hombre moderno, de nuevo desde África. Durante unas decenas de miles de años coexistió con el hombre de Neandertal, pero éste se extingue hace unos 28.000 años.

Precisamente la acción depredadora del hombre enmascara un poco la verdadera composición faunística del Pleistoceno Superior, ya que caza preferentemente ciertas especies y por ello los yacimientos de huesos están sesgados. Seguramente el hombre está detrás de la extinción de varios grandes mamíferos al final del Pleistoceno, aunque el recrudecimiento del clima en la última glaciación, que se inició hace entre 30.000 y 20.000 años, fue también una causa de la desaparición de muchos integrantes de esta espléndida fauna.

Mamuts, rinocerontes, hienas, cuones, panteras, grandes cérvidos, caballos salvajes, muchos rumiantes, el hombre de Neandertal… Todos ellos fueron desterrados de nuestro continente o del propio ámbito del tiempo. La única esperanza de resurrección para estos fantasmas es la improbable clonación de los mamuts preservados en el suelo helado siberiano. Ellos sobrevivieron hasta hace unos cuantos miles de años y quizá se pudiera extraer su material genético e introducirlo en el óvulo de una elefanta… Claro que todo esto es aún paleontología-ficción, en la línea de “Parque Jurásico”.

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