Rex, el perro que sigue recibiendo palos después de 100 años

Rex el perro que sigue recibiendo palos despues de 100 anos

Nos encanta buscar historias entrañables y que nos transmiten positividad, de manera que en esta ocasión hemos viajado hasta Estados Unidos, concretamente a Brooklyn, donde encontramos el cementerio de Green World, el lugar en el que se encuentra Rex, o mejor dicho, la tumba de este animal que, 100 años después de su muerte, todavía sigue recibiendo ofrendas por parte de los visitantes del lugar.

Un perro recibe palos en el cementerio de Green World de Brooklyn

Su nombre es Rex, y se trata de uno de los perros más populares de Brooklyn, debido a que, tras su muerte fue enterrado en este popular cementerio de la ciudad, junto a su propietario John E. Stow.

Este lugar es frecuentemente visitado por personas que deciden dar un paseo por un entorno más verde y natural, y por supuesto también por aquellos familiares que tienen sus seres queridos enterrados en el cementerio o quieren visitar las tumbas de personajes famosos.

Con el paso de los años, surgió una tradición bastante particular que era la de dejar un palo sobre las patas delanteras de este animal, a modo de homenaje por la historia que representaba para la ciudad.

La historia de Rex y su dueño John E. Stow

John E. Stow es el nombre de uno de los comerciantes de frutas más importantes y conocidos de Nueva York, el cual a su vez también era el propietario de Rex.

Al parecer, entre ellos existía una unión muy fuerte, la cual hizo que, en el momento en el que el animal falleció, John E. Stow decidió que sería enterrado en la misma parcela que había comprado para sí mismo.

Fue entonces cuando decidió construir una estatua de bronce que pretendía parecerse el máximo posible a su compañero, haciendo un homenaje que sin duda alguna se ha mantenido con el paso del tiempo, y de hecho, si el comerciante levantase la cabeza, se sentiría honrado por el cariño mostrado por personas que, un siglo después, siguen haciendo pequeños pero importantes homenajes a su compañero.

Poco después, en el año 1884, el comerciante falleció y fue enterrado en el mismo lugar, aunque lo cierto es que lo único que se tiene claro es que el cuerpo del empresario se encuentra en este lugar, mientras que hay dudas acerca de si el perro realmente también fue enterrado en él, o tan sólo se construyó la lápida en su honor.

Debemos tener en cuenta que hay bastantes probabilidades de que ambos estén enterrados juntos, ya que todo esto ocurrió hace más de 100 años, cuando las leyes permitían que los animales fuesen enterrados con sus dueños.

Si alguno de vosotros decide pasar algún día por la tumba de este perro, no lo dudéis y poned también una rama sobre las patas de su escultura, ya que desde el otro mundo os lo agradecerá, y encontrar un palo por la zona es algo verdaderamente sencillo, por lo que vale la pena ese pequeño esfuerzo para seguir manteniendo una tradición que intenta rememorar el amor que este comerciante y su perro sentían el uno por el otro.

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